Uno de los mayores problemas que se critica a las empresas mineras es la explotación del mineral a “tajo abierto”, ya que esto implica una total destrucción de los ecosistemas en donde se ubican los minerales que, en este caso, es el suelo, además del agua y bosques. La destrucción de los suelos naturales significa una especie de “creación” de nuevos suelos, que presentan fuertes limitaciones físicas, químicas y biológicas que dificultan la reinstalación de vegetación.
En el caso del agua, puede alterar el curso de los ríos, terminar con especies animales en peligro de extinción, crear lagunas o pantanos con aguas tóxicas, trae consecuencias desfavorables en la actividad agrícola y una erradicación obligada de muchas familias.
Por Gabriela Sánchez
miércoles, 10 de diciembre de 2008
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