Por Romina Zúñiga Castro
Cada día aumenta con mayor frecuencia, especialmente en el sector centro de la ciudad, la contaminación acústica, presentándose a través de los tradicionales artistas callejeros, quienes sin tener las mínimas nociones de afinación se instalan con parlantes en plena calle Prat, lo que hace peor la situación.
De igual forma se puede apreciar los gritos de vendedores ambulantes, ofertas y música de las tiendas, ruidos de taxibuses, bocinazos, tubos de escape, y peleas de los liceanos, quienes a su vez se comunican a gritos de una cuadra a otra.
Esto conlleva un daño emocional, cambio de personalidad y desgaste físico en los trabajadores de tiendas céntricas. En tanto que para los transeúntes, se vuelve complicado al andar, emergen dolores de cabeza, de oído y hasta desesperación.
El otorrinolaringólogo, Raul Finsterbusch Romero, explicó que “la contaminación acústica, es un problema grave, puesto que el exceso de ruidos expone a las personas a daños irreversibles, como la pérdida de audición a temprana edad”. Asimismo, el especialista comentó que las autoridades debieran tratar este problema.
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